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Publicado: 26/12/2016
¿Sabías que las fórmulas magistrales Salamanca son la esencia misma de la farmacología?. La formulación magistral junto con los preparados oficinales están en el origen de la profesión de farmacéutico. Ya desde tiempos de Galeno, en el siglo II, era el maestro farmacéutico el encargado de preparar los medicamentos a través de este procedimiento.
En la actualidad, las fórmulas magistrales Salamanca siguen siendo de gran utilidad para suplir las carencias o debilidades de la industria farmacéutica, ya que ésta funciona en base a unos estándares que no siempre se ajustan a los requerimientos y características de la generalidad de los pacientes.
Los bebés y niños necesitan dosis y métodos de administración especiales que la medicación a gran escala convencional no satisface. Lo mismo ocurre con las personas mayores, los hospitalizados o los afectados por enfermedades raras o "poco rentables" para la industria farmacéutica.
La formulación magistral nos proporciona curación cuando existen problemas de abastecimiento en el mercado, la forma de administración no está disponible, requiere una dosis a medida, combinar principios activos o modificaciones en cuanto a sabor, olor, ...
Resulta también vital ante una alergia, intolerancia alimentaria o enfermedades como diabetes, dermatitis atópica, sensibilidad química, ... situaciones que urgen una solución ad hoc.
Estos preparados medicinales son dispensados y supervisados siempre por un farmacéutico, ajustándose a la prescripción del médico. El farmacéutico se responsabiliza de garantizar su oportuno rigor de calidad y seguridad, ya que controla todas las fases de la elaboración.
En definitiva, tanto la formulación magistral como los preparados oficinales (menos personalizados) son medicamentos en igualdad de condiciones de fiabilidad y eficacia con los fabricados masivamente. La correspondiente legislación vigente así lo certifica y ordena.
Desde nuestra experiencia en la farmacia de Mª Teresa Becerro Cereceda, queremos añadir que estos preparados deben indicar en su etiqueta cierta información básica como por ejemplo, el nombre de la farmacia, del paciente y el plazo de validez.